Tania cantó con toda Libertad en la Universidad de Costa Rica
Publicado: 2019-08-30
Con un repertorio de 22 canciones, la cantante peruano-mexicana engalanó la semana del 79º aniversario de la institución. (Foto: Laura Rodríguez / ODI).
Los tres músicos – que la habían acompañado durante casi dos horas y media de concierto – se levantaron con discreción para luego ocultarse detrás del escenario. Poco a poco las luces se fueron concentrando en ella, dejando el resto del Aula Magna a oscuras. Tan a oscuras, que apenas se veían los perfiles de las cientos de personas que la fueron a escuchar.
Tania Libertad tomó el micrófono, cerró los ojos, y… lo hizo de nuevo. “La aprendí de otra gran amiga, doña Mercedes Sosa, con quien tuve la suerte de compartir momentos muy gratos, de gran aprendizaje”, vaticinó poco antes. Sin música que la acompañara, interpretó Alfonsina y el mar, de Ariel Ramírez y Félix Luna, mientras se escuchaba solo su voz en el amplio auditorio. Una voz que culminaría el concierto alejándose de ese micrófono y resonaría, con asombrosa intensidad, cantando el drama del ocaso de la poeta argentina en el Mar del Plata.
Despedida por el público con una ovación de pie, pues no podía ser de otra manera, así culminó el magnífico concierto que esta reconocida cantante ofreció en el 79° aniversario de la Universidad de Costa Rica (UCR).
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Con estas palabras saludó Tania Libertad de Souza Zúñiga a su público, justo después de canción con la que apareció en el escenario – Cucurrucucú paloma, del compositor Tomás Méndez – , y antes de Gracias a la vida, de Violeta Parra. Con el auditorio casi lleno, más de 500 personas asistieron a este recital la noche del 27 de agosto, pero ella se dirigió a la audiencia con tal confianza y gratitud, que parecía hablarle a cada una de ellas.
A lo largo de la velada no faltaría una pequeña anécdota relacionada con cada una de las piezas interpretadas. Así, el público supo que Flor de Azalea era uno de sus boleros favoritos; que quería dedicar Cantares, de Joan Manuel Serrat, al músico y cantautor nicaragüense Carlos Mejía Godoy (quien asistió al concierto y fue ovacionado por el público), y que Fallaste corazón, del compositor José del Refugio “Cuco” Sánchez, es uno de sus muchos homenajes a la música mexicana.
“Estoy absolutamente impresionado, no solamente de una voz, sino de un ser humano extraordinario, a quien yo conocí desde hace muchos años. Me siento honradísimo de ser su amigo, su colega”, expresó Mejía Godoy, al finalizar su concierto.
Acompañada por Marco Antonio Morel en la guitarra, Juan Carlos “Juanchi” Vásquez en la percusión, y Caridad Herrera en los teclados, Libertad interpretó seguidamente el huapango Cuando salga la luna, del cantante y compositor mexicano José Alfredo Jiménez, dando muestra de su virtuosismo vocal y talento escénico: Yo sé que no hay en el mundo / amor como el que me das / y sé que noche con noche / va creciendo más y más.
Pero tampoco dejó atrás a los compositores peruanos. Al interpretar el vals Cuando llora mi guitarra, de Augusto Polo Campos, también se lució Morel, quien además fuera el guitarrista de la folclorista peruana María Isabel “Chabuca” Granda.
Volviendo a México, Libertad relató: “José Alfredo (Jiménez) es un referente muy importante en mi vida. Con esta canción se adelantó a nuestros tiempos; eran épocas en que estábamos peleando por igualdad de derechos y reivindicaciones”, e inició los versos de Vámonos: Que no somos iguales, dice la gente…
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Tania vestía un largo traje coral, y lucía su característico cabello suelto y amplia sonrisa. En algunas piezas tomaba sus faldas para moverse al ritmo de la música y de su propia voz, la cual rebosaba sin esfuerzos aparentes.
Esa misma voz ha compartido, durante ya sesenta años, la música de nuestra región con todo el mundo. Es considerada una de las mejores cantantes de América Latina; sus 45 producciones discográficas y numerosas presentaciones en las más renombradas salas de concierto en diversos continentes dan fe de ello.
Por eso tampoco es de extrañar que comentara que, entre las amistades que cultivó a lo largo de su carrera, surgieran Joaquín Sabina (de quien cantó Cerrado por derribo), Chavela Vargas (en honor a quien interpretó La Llorona), y Gabriel García Márquez, a quien dedicó el que fuera su bolero favorito, Nube Viajera, de Jorge Massías.
Antes de cantar La Paloma, un poema musicalizado de Rafael Alberti, le contó al público que tuvo la oportunidad de cantarla para él en una ocasión en Madrid, en 1997, en donde también conoció al escritor portugués José Saramago. A la postre, este Premio Nobel de Literatura escribiría: “la primera vez que oí cantar a Tania Libertad tuve la revelación de las alturas de la emoción a que puede llevarnos una voz desnuda, sola delante del mundo, sin ningún instrumento que la acompañara.”
Si entre el público alguien aún no había soltado alguna lágrima por las canciones (o el sentimiento de la interpretación) que Tania Libertad había ofrecido hasta ese momento, más de una persona lo hizo cuando cantó Si me tenías, del peruano Gian Marco Zignano. Le siguió el huapango Cielo rojo, de Juan Záizar; la romántica Urge, de Martín Urieta, así como En el último trago, de José Alfredo Jiménez.
El variado repertorio de su concierto en la UCR evidenció la maestría con la que domina géneros musicales muy diversos; en su vida ha interpretado desde baladas y boleros, hasta óperas, nueva trova y salsa. “Creo que ella mostró la increíble voz que tiene, además de un repertorio y manejo escénico muy hermosos. Tiene un registro enorme, y además una ductilidad muy especial”, resaltó María Clara Vargas, decana de la Facultad de Artes, tras el concierto.
Tania Libertad canta con igual pasión música criolla peruana y rancheras mexicanas, pues afirma que ambos países son suyos – uno por nacimiento y otro por nacionalización. Con ese entusiasmo a flor de piel, dedicó a su país natal Hoy, de Gian Marco.
A lo largo de la noche la audiencia no dejó de cantar con ella. Había quienes conocían mejor las canciones más tradicionales; otros entonaron las más modernas. Pero no faltó nadie que no le llevara por lo menos el ritmo, inclusive acompañándola con las palmas en algunas piezas.
El público se dejó escuchar también con Y nos dieron las diez… de Sabina, y con Por debajo de la mesa, de Armando Manzanero, interpretada con una fusión de ritmo peruano. Finalmente, tras cantar el huapango El Pastor, el público le regaló a Tania una gran ovación de pie, al tiempo que pedía una pieza más.
Sin hacer esperar mucho a su audiencia, la aclamada artista regresó a escena para cantar Concierto para una sola voz, de Saint Preux, y culminar la noche con Alfonsina y el mar. Con ella, se despidió de su público en Costa Rica, que a su vez la despidió con más aplausos.
“Tania Libertad ha sabido llevar esta canción a otro nivel, en el cual se ha expresado no solo la parte poética, sino también el sufrimiento de esta canción. Su arte es verdaderamente muy conmovedor. La Universidad de Costa Rica, de esta manera, ha celebrado muy especialmente el aniversario”, comentó el rector Henning Jensen al culminar el concierto.
Caterina Elizondo Lucci
Periodista, Rectoría
caterina.elizondo@ucr.ac.cr