Proyecto interdisciplinario estudiará la longevidad de personas en la zona azul de la Península de Nicoya
Publicado: 2019-08-14
José Bonifacio “Pachito” Villegas Fonseca, de 102 años, es una de las personas longevas de la zona azul de la Península de Nicoya. Desde sus cuatro años monta a caballo, actividad que aún sigue haciendo: cada domingo da un paseo de unas dos horas. CRÉDITO: Jorge Vindas, fundador de la Asociación Península de Nicoya Zona Azul.
¿A qué se debe que, en un lugar determinado, un grupo de personas alcance edades centenarias? Un grupo interdisciplinario de investigación de la Universidad de Costa Rica (UCR) se planteó la misma interrogante, particularmente en relación con una población de adultos mayores longevos que viven en Guanacaste.
Desde las áreas de bioquímica, microbiología, antropología, ingeniería, demografía y nutrición, este colectivo estudiará la zona azul (una zona geográfica con una proporción inusualmente alta de personas nonagenarias y centenarias) de la Península de Nicoya. Se trata de uno de los cuatro proyectos ganadores de financiamiento del Espacio Universitario de Estudios Avanzados (UCREA) del 2019, el cual recibirá alrededor de ¢35 millones para su desarrollo durante dos años.
La zona azul de la Península de Nicoya es una de las cinco zonas azules identificadas en el mundo. Las demás se encuentran en Okinawa (Japón), Cerdeña (Italia), Loma Linda (California) e Icaria (Grecia).
Para intentar descubrir los secretos de la longevidad de esta población, los expertos identificaron a 90 adultos mayores de 90 años en cinco cantones de la provincia guanacasteca (Carrillo, Santa Cruz, Nicoya, Hojancha y Nandayure), con los cuales se estudiará un conjunto de variables que podrían influir en esta condición etaria, alrededor de sus redes de apoyo social, microbioma y envejecimiento saludable.
La hipótesis del proyecto es que el microbioma intestinal es muy parecido entre quienes componen la red de apoyo social de las personas adultas mayores, y que las especies halladas en el microbioma de las redes de apoyo de la Península de Nicoya podrían estar relacionadas con la longevidad.
El microbioma es el conjunto de genomas de microbios que habitan en un determinado ambiente. En este caso, se estudiará el microbioma intestinal pues es uno de los más estudiados a nivel mundial, y hay cada vez más evidencia sobre su influencia en el bienestar de las personas, gracias a proyectos como The Human Microbiome Project.
“Los microbios son organismos que, en su mayoría, son benéficos. Bajo el principio en ecología de que a mayor diversidad de un ecosistema hay mayor resiliencia (capacidad de absorber cambios sin alterar la dinámica del ecosistema), creemos que el microbioma de las personas adultas mayores de la zona azul es más diverso, y se comparte más entre sus redes de apoyo social”, explicó Adrián Pinto, coordinador principal del estudio e investigador del Centro de Investigación en Estructuras Microscópicas (CIEMIC).
Gilbert Brenes, director del Centro Centroamericano de Población (CCP) y uno de los investigadores encargados del área demográfica en este proyecto, comentó que se han definido cuatro características específicas para estudiar estas redes de apoyo. Estas son: alimentación (por ejemplo, con qué personas comparten en los diferentes tiempos de comida), culto religioso (con qué personas va acompañada a servicios religiosos como misas, cultos, oración), servicios de salud (qué personas acompañan a las personas a las citas médicas) y conversación (con qué personas han estado conversando).
“De acuerdo con revisiones de literatura científica, el contacto interpersonal tiene un efecto psicobiológico en la mente de las personas que les permite contrarrestar el estrés y, por consiguiente, estar más saludables. Sin embargo, se han hecho pocos análisis cuantitativos sobre la relación entre longevidad y redes de apoyo social en las zonas azules”, expresó Brenes.
Durante la primera gira de reconocimiento del área en estudio, realizada a finales de julio, los investigadores Hennia Cavallini y Juan Carlos Vargas, de las escuelas de Ingeniería Mecánica y Trabajo Social, respectivamente, visitaron 50 viviendas de personas longevas.
“Tenemos a personas de hasta 108 años, algunas con un excelente estado de salud y ánimo. Entre las primeras observaciones que realizamos, no encontramos a ninguna persona sola: todos tenían a algún familiar directo que los atendiera, ya sea permanentemente o con rotaciones entre otros familiares. Y también notamos un tono de orgullo al hablar de familiares o vecinos longevos: quizá incluso esta situación puede estar generando una identidad cultural de apoyo al adulto mayor”, comentó Vargas.
Cavallini agregó que les llamó la atención la baja luminosidad de los aposentos, así como que en la totalidad de las viviendas se observaron áreas de descanso frontales, en donde fue común encontrar a personas descansando o tertuliando, a cualquier hora. “Desde el área ingenieril esperamos caracterizar la infraestructura de las viviendas y los puntos de reunión comunes, las líneas de comunicación terrestre, la calidad del agua y el ambiente en general”, mencionó.
“Los proyectos de UCREA son un referente de investigación de altísimo nivel, que involucra a investigadores nacionales y redes de apoyo internacional de múltiples disciplinas. La colaboración científica contemporánea demanda de continuos intercambios, en donde las fortalezas de cada unidad se pongan a disposición con un recíproco y legítimo interés de contribuir con soluciones y propuestas relevantes desde el punto de vista social, científico y artístico a la sociedad”, aseguró el rector, Henning Jensen.
En el proyecto también participan Catalina Murillo (CIEMIC), Georgina Gómez e Ibrahim Zúñiga (Escuela de Medicina) y Ana Mercedes Pérez (Centro Nacional de Investigación en Tecnología de Alimentos, CITA), además de Garret Suen, de la Universidad de Wisconsin, y diversos estudiantes asistentes.
Caterina Elizondo Lucci
Periodista, Rectoría
caterina.elizondo@ucr.ac.cr