Publicado: 2016-12-08

En los últimos días, una bolsa de arroz o un paquete de café han sido la mayor necesidad de miles de familias en Costa Rica, a causa del paso del huracán Otto por nuestro país. Después de que sus pertenencias fueran arrastradas por el agua, y sus casas fueran barridas por aludes, todo el país se unió para facilitar techo, cobijo y alimento a quienes lo han perdido todo.

Cuando en el pueblo costarricense se despierta la vocación de cooperar, es sorprendente la respuesta ante tragedias que se viven como propias. Esa generosidad supera cualquier barrera cultural, económica o social, pero además nos impulsa a mantener siempre vigentes la solidaridad, la equidad y la perseverancia.

La Universidad de Costa Rica, como institución llamada a contribuir con el bien común, no escapa de estos gestos humanitarios. La respuesta de nuestros estudiantes, docentes y administrativos ha sido abrumadora, y eso nos hace experimentar un enorme orgullo.

Cada estudiante que pudo haber sido afectado por la tragedia fue localizado para conocer su estado y sus necesidades. En coordinación con la Comisión Nacional de Emergencias, la Brigada de Atención Psicosocial partió a Upala para apoyar a las comunidades afectadas por el impacto de la crisis. Próximamente, en colaboración con el Ministerio de Educación Pública, estudiantes y profesores de ingeniería y arquitectura realizarán un diagnóstico de la infraestructura de los centros educativos en las zonas afectadas. Todas las sedes regionales y sus recintos han auxiliado a sus comunidades de manera inmediata, organizada y efectiva. Estos son solo algunos ejemplos de que realizamos acciones y esfuerzos coordinados.

El conocimiento, los bienes y el talento humano puesto a disposición de las comunidades más afectadas, son posibles gracias a la gestión escrupulosa y solidaria de los recursos que el pueblo costarricense nos otorga. La responsabilidad que tienen las instituciones públicas y autónomas en el uso de sus recursos es directamente proporcional a la confianza que la sociedad deposita en ellas para mejorar su calidad de vida y promover el desarrollo.

Este año, tras un periodo de intensas negociaciones en la Comisión de Enlace y la Asamblea Legislativa, y frente a las amenazas de recortes  presupuestarios inconstitucionales, celebramos el incremento en un 8,6% del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES) para el 2017, aumentado en casi ¢38 mil millones en relación con el presupuesto 2016.

Gracias a este fondo, nuestra universidad es capaz de brindar criterio experto, actualizado y capacitado para apoyar a las autoridades nacionales en momentos de necesidad, como el que recién hemos vivido. Nuestro presupuesto es invertido en el bienestar de cada uno de nuestros estudiantes; en su formación humanística, en su permanencia en la educación superior y en su desarrollo. Es invertido en las investigaciones de vanguardia con las que la Universidad de Costa Rica es reconocida en el extranjero, y en el vínculo y acompañamiento de las comunidades más vulnerables.

Como parte del compromiso de transparencia y responsabilidad en el uso de nuestros recursos, y atendiendo las necesidades nacionales de nuevos profesionales y conocimientos, nuestra institución se dirige con pasos firmes hacia el fortalecimiento de nuestras sedes universitarias. La Universidad de Costa Rica es cada una de las sedes y recintos que componen el valioso tejido de nuestra comunidad universitaria. La diversidad que reina en ella es nuestra fortaleza, y la capacidad que tiene cada una de las sedes por su arraigo a las comunidades y su cultura, debe ser potenciada para atender necesidades nacionales. Deseamos mejorar la visión regional, para que cada sede tenga una proyección nacional y responda a necesidades globales y no solo locales, sin dejar de lado esa cercanía que ha hecho posible el desarrollo de tantas comunidades en nuestro país. Esa es nuestra promesa para un desarrollo integral, inclusivo y solidario.

En medio del dolor y la zozobra de estas últimas semanas, cerramos el año con la confianza de salir adelante, y con la convicción de que la Universidad de Costa Rica seguirá al servicio de los costarricenses con todos los recursos a su alcance. Esto será posible con el trabajo de cada persona que compone nuestra comunidad universitaria, desde todas las áreas del conocimiento, pues el avance de una institución como la nuestra depende del empeño y dedicación de cada uno de los engranajes que permiten su movimiento. A ustedes un agradecimiento fraternal por la solidaridad e ímpetu con que se desempeñan; mis mejores deseos de una Feliz Navidad junto con sus seres queridos y la esperanza de un mejor 2017.

Dr. Henning Jensen Pennington
Rector, Universidad
rectoria@ucr.ac.cr