Dr. Henning Jensen Pennington, Rector, Universidad de Costa Rica
henning.jensen@ucr.ac.cr
Publicado: 2013-04-24

 

El movimiento estudiantil ha jugado un papel central y determinante en la vida y la historia de las universidades latinoamericanas. En 1918, mediante la Reforma de Córdoba, el estudiantado argentino provocó la ruptura con un modelo de universidad que, en América Latina, había caído presa de tradiciones envejecidas y petrificadas, que ni siquiera había tomado nota de las corrientes liberales y científicas que alentaban a universidades europeas y norteamericanas. El ideario del estudiantado de Córdoba pretendía una modernización de la docencia y el aprendizaje, liberar a la universidad del hálito eclesiástico y transformarla en una institución contemporánea, capaz de responder a los desafíos de su propia época.

Lo sucedido en Córdoba prendió como fuego en la pradera y su luz llegó a todos los confines de Nuestra América. Desde entonces, las universidades latinoamericanas tienen un referente que pone ante sus ojos los anhelos de su propia historia y las aspiraciones – muchas veces incumplidas – de sus gentes.

La Universidad de Costa Rica se reconoce heredera y portadora de esa historia, la cual anima nuestros principios y valores fundamentales; entre ellos, la autonomía universitaria. Gracias a ello, la universidad puede cumplir mejor con su misión, impulsar la búsqueda del conocimiento, el desarrollo de la creatividad, la preservación del patrimonio cultural y natural, la libertad de cátedra y de expresión, la promoción de la equidad y la transformación social a favor del bien común. La comunidad universitaria se articula alrededor de estos principios, cohesionada y enriquecida por la diversidad de visiones y la multiplicidad de opiniones.

 La autonomía de la universidad no es sinónimo de aislamiento, sino una «autonomía en relación con», marcada por el compromiso con el entorno social, cultural y ambiental, siempre motivada hacia una reciprocidad y horizontalidad en sus vínculos con la colectividad.

 Un sinnúmero de acontecimientos nos recuerdan la participación activa y decidida del movimiento estudiantil de la Universidad de Costa Rica en la vida política de nuestro país. Uno de ellos tiene un significado emblemático, en tanto en él se engarza la autonomía universitaria con la soberanía nacional y, a la vez, subraya la continuidad, a lo largo de décadas, de un hilo con el cual se enhebran diferentes luchas de dimensión histórica libradas en nuestro suelo. Este evento histórico ocurrió a finales de los años sesenta del siglo pasado, producto de la oposición a una concesión de explotación de bauxita. Sus ecos resuenan todavía con fuerza, cuando se emprenden nuevas luchas por la integridad del medio ambiente y se agitan los ánimos en la protesta ciudadana contra los términos abusivos de renovadas concesiones.

 Que el 24 de abril de 1970, fecha de ese evento histórico, se encuentre en el corazón de la Semana Universitaria de este año 2013, no debe ser tomado como un simple accidente del calendario. Se trata de una invitación a reflexionar sobre el curso actual de nuestra sociedad y analizar las mejores opciones de vida colectiva futura, para que la justicia y la equidad no sean aspiraciones postergadas para su cumplimiento lejano e incierto, sino realidades cercanas y tangibles para crear nuevas y mejores oportunidades para más personas.

 Al estudiantado lo impulsa no solo la energía propia de su juventud, sino una tendencia, que resulta casi natural, a no conformarse, a buscar y visualizar otros mundos posibles. Este es el poder de la imaginación, capaz de mover y transformar instituciones, pueblos y naciones. Este es el motor de la innovación cultural capaz de traducirse en bienestar social. Por ello, deseamos que la Semana U sea un momento de diversión, alegría y esparcimiento; además, un espacio de encuentro, intercambio, discusión y debate.